Breve guía para comer en Roma
Uno de los detalles que no pasarán desapercibidos para el recién llegado es que comer no es un mero trámite para los habitantes de la capital de Italia. En efecto, cualquier comida («pranzo») es todo un acontecimiento social: un momento para disfrutar en compañía de la familia o los amigos, compartiendo una agradable conversación y disfrutando de lo mejor de la sencilla pero deliciosa gastronomía romana y, por añadidura, de toda la región delLazio.
Fiel a la esencia de los fogones mediterránea, en los ágapes de la Ciudad Eterna nunca faltan los entrantes o «antipasti«. Éstos suelen ser a base de ensalada, verduras y hortalizas cocidas o crudas, embutidos (el indefectible «salume») o queso (preferentemente, la mozzarella o el pecorino).
A continuación, se degusta el «primo piatto«, consistente en un tazón de sopa o en una especialidad a base de pasta, arroz o gachas, y seguidamente, del plato principal («secondo«), de carne o pescado con contorno (verdura o ensalada). Como colofón, se acaba con los deliciosos postres (los irresistibles «dolci«) y algún café o licor.
Desde el punto de vista del recetario romano, no hay que perder de vista que la cocina romana constituye uno de los más fieles reflejos del carácter familiar y tradicional que caracteriza a los italianos. En efecto, los platos se preparan con cariño y esmero, a fuego lento, como se hacía décadas atrás. Todo ello sin perder de vista la simplicidad que preside en todo momento la cocina local, revestida de artificios. Asimismo, otro rasgo muy acusado es el amor de los romanos por los contrastes de sabores. No en balde, sus fórmulas culinarias son famosas por incluir infinidad de especias, como la albahaca, la menta, la menta, el clavo de olor o la canela.
En el apartado de recetas que no deben dejar de degustarse en la Ciudad Eterna, cabe subrayar las especialidades de pasta —entre los que descuellan la lasaña y los spaghetti a la carbonara o all’arrabbiata, sin olvidar los exquisitos bucatini all’amatriciana— y las ensaladas (como la puntarelle, una «insalata» verde con anchoas y sazonada con salsa vinagreta). Asimismo, tampoco hay que perder de vista primeros platos como el supplì (una especie de croquetas de arroz y mozzarella) o el pastel de patata, con queso y mortadela. En cuanto a las carnes, es obligado probar el ossobuco (que se prepara con jarrete de ternera).
Si bien es cierto que en las últimas décadas se han generalizado algunas especialidades rematadas por el latiguillo «a la romana», muchas de ellas proceden de otras regiones. En realidad, lo que ocurre es que se han popularizado en las trattorias de la Ciudad Eterna.
Por lo que respecta a los postres, Roma destaca por propuestas como el tiramisú, la tarda de la abuela («torta della nonna», con natillas y piñones) y la famosísima panna cotta (flan de nata cocina).
En cuanto a los vinos, los romanos siente una especial debilidad por los caldos blancos, siendo los más apreciados el Castelli Romani y el que se produce en la vecina Frascati.
Dada la importancia que adquiere la gastronomía en la vida romana, la oferta de restaurantes en la capital italiana es enorme, y va desde los establecimientos de comida rápida hasta los locales más selectos y distiguidos. En este último apartado, cabe referirse a locales como La Pergola (Via Alberto Cadlolo, 101) o Il Convivio Troiani (Vicolo dei Soldati, 31). Para quienes quieran disfrutar de la cocina autóctona sin castigar en exceso el bolsillo, pueden decantarse por locales como Monte Caruso (Via Farini, 12), Al Ceppo (Via Panama, 2-4) o Il Bacaro (Via degli Spagnoli, 27, junto al Panteón de Agripa).
Por otro lado, sin bien es cierto que Roma no es especialmente generosa en restaurantes vegetarianos, se pueden encontrar salvedades donde comer bien por un precio razonable, como el veterano Il Margutta (Via Margutta, 118).
Asimismo, la capital italiana también brinda la posibilidad de almorzar o cenar rápido, picar algo o disfrutar de un tentempié ligero. Ésta es la función de las enotecas, en las que se suelen servir quesos, embutidos y platos de pasta para acompañar a los vinos. Lo mismo ocurre con las tiendas de ultramarinos («alimentari»), en las que se preparan rollitos para llevar con diversos ingredientes. No obstante, tampoco hay que desdeñar el notable abanico restaurantes económicos. En este bloque se inscriben La Montecarlo (en Vicolo Savelli, 13, una de las pizzerías más famosas y concurridas de Roma, muy próxima a Piazza Navona), la cadena de pizzerías Baffetto o incluso, hamburgueserías, como el McDonald’s situado en Via Spagna, 46 (junto a la emblemática Piazza Spagna).
Finalmente, por lo que respecta a la provincia del Lazio, se recomienda visitar el selecto restaurante Cacciani (Via A. Díaz, 13, Frascati), Il Monumento (Piazza Umberto I, 18, Ostia Antica) o Gli Archi (Via Ottaviano, 17, Sperlonga).
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Foto vía: Rome Strong
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