Gianicolo, la octava colina de Roma
Una de las colinas que circundan la ciudad de Roma es la colina de Gianicolo, conocida también como de Janículo, y aunque históricamente no se la considera como una de las 7 colinas de la Ciudad Eterna, ha jugado un importante papel en la defensa e historia de la capital italiana. Actualmente, el conjunto de los edificios que se asientan sobre esta colina, que se eleva a 82 metros sobre el nivel del mar, está protegido como Patrimonio de la Humanidad desde el año 1990.
Su nombre proviene del mito romano según el cual Jano, el dios de los principios y los comienzos (del cual se derivó luego el mes de Enero o January en inglés) decidió fundar sobre esta colina una ciudad llamada Ianiculum, también es sabido que aquí existió un altar dedicado a Fontus, el hijo de Jano. La primera población, históricamente hablando, que se construyó aquí fue un reducido grupo de casas conocido como Pagus Ianiculensis, ubicado en la zona donde hoy está el barrio de Trastevere, concretamente en la plaza Mastai.
La popularidad de Gianicolo proviene de su importancia como bastión defensivo durante diversas batallas, siendo quizá la más representativa aquella en la que Garibaldi consiguió repeler a las tropas de Francia en 1849, hecho que explica la profusión de estatuas de Garibaldi por hoy tranquilas sus calles.
Hoy en día, la colina de Gianicolo es un lugar ideal para disfrutar de largos y apacibles paseos y sobre todo de unas inmejorables vistas de Roma. Otro atractivo que ofrece al turista es la profusión de actividades callejeras, pudiendo encontrarnos con teatros de títeres o incluso la posibilidad de realizar paseos en pony.
Algunas de las visitas recomendables en la colina de Gianicolo son la Fontana dell’Acqua Paola, una imponente escultura de mármol construida en el siglo XVII, el Faro Manfredi, un obsequio de los emigrantes italianos que marcharon a Argentina y que fue construido en 1911. Tampoco podemos dejar de lado la Iglesia de San Pietro in Montorio, edificada en principio como convento para los franciscanos y que hoy en día permanece abierta al público, fue construida, según la tradición, en el lugar donde fue crucificado San Pedro.
Foto vía: iipix
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