Via Apia, la antigua calzada romana

Via Apia Antica

Todos los caminos llevan a Roma, esto puede parecer un tópico pero en el mundo antiguo resultaba más que cierto. Uno de tantos caminos era la Vía Apia, que unía a la Ciudad Eterna con el puerto de Brindisi, uno de los principales nexos de transporte del Mediterráneo. Como dijera el ilustre Estacio, profesor de retórica Estacio, la Vía Apia era la reina de las calzadas de Roma.

Su construcción comenzó en el año 312 antes de Cristo, durante el mandato de Appio Claudio, del cual tomó su nombre. Su trazado comienza en el mismísimo Foro Romano, y cuando más tarde se construyó la Muralla de Aureliano, se edificó una puerta sobre la calzada, la llamada Puerta Apia.

En un principio fue concebida para unir Roma con Capua, aunque luego se continuó expandiendo, primero llegando a los puertos de Taranto, Benevento y finalmente Brindisi. Con cerca de 530 kilómetros, una persona tardaba unas dos semanas en recorrerla completamente.

Con el paso del tiempo, las calzadas romanas fueron la manera más efectiva de trasladar tropas a diferentes y distantes puntos y provincias romanas, siendo imprescindible su expansión a la par que crecían sus fronteras. De hecho, una afirmación muy popular entre los romanos era que se había conquistado más con la pala que con la espada. Allá donde llegaban las legiones y tomaban una ciudad o puesto importante, se proyectaba un nuevo camino para el transporte de suministros y soldados.

También pasó a convertirse en un símbolo de status de Roma, y aunque en un principio se trataba de una simple vía de gravilla y tierra, pasó a ser mejorada con piedra y cemento, dándole gran robustez y dotándola de mayor durabilidad. También fue el primer momento en el que los romanos utilizaron cemento para la construcción, además de piedra volcánica ocasionalmente.

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Categorias: Historia de Roma



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